miércoles, 12 de enero de 2011

Intelectuales

— Malditos intelectuales. Fue lo único que atine a murmurar. Después de todo son unos idiotas, aun cuando se sientan involucrados en una contra corriente de pensamiento crítico autónomo autogestivo independiente y revolucionario. A mi más bien me parecen entes deshumanizados ególatras y pomposos que se vanaglorian de su refinada erudición y su incisivo conocimiento de autores de apellidos impronunciables, mientras te miran por encima del hombro con un aire petulante.
— Bendita contracultura y sus aires mesiánicos. Pienso sarcásticamente hacia mis adentros mientras le doy el cambio al sutilmente mugroso joven de las rastas, el cual no voltea a verme ni de reojo a la vez que hojea un pequeño libro de portada roja.
— Su cambio, gracias. Interrumpo su lectura esperando al menos un atisbo de educación para responder mi hipócrita pero bien intencionada muestra de cordialidad. Una mirada reprobatoria es mi única respuesta, la cual rápidamente se desliza hacia fuera de la tienda.
Se creen tan superiores con su educación universitaria inconclusa y mediocre, su pinta de rockeros, punks, rastas o hippies pseudo-indigenistas, sus libros nuevos importados comprados con el dinero que diariamente les dan sus padres, un gasto superior al que yo gano en un mes, y sus criticas siempre rabiosas hacia el status quo preestablecido. La imagen pura de la hipocresía de la “alta cultura”, accesible solo a esas sanguijuelas clasemedieras enmascaradas de pensadores críticos.
Al final de la jornada tomo el microbús de siempre, cumbia y salsa ochentera lamen mis oídos mientras me arrulla el vibrar del motor, que parece estar a punto de estallar. Un tornasol de olores fluye por mis fosas nasales provenientes de decenas de usuarios anónimos, cansados y desesperados por llegar a sus casas para descansar y renovar fuerzas para el siguiente extenuante día. Un apolillado libro me acompaña, cambio con cuidado sus páginas por miedo a que se desbarate. Y entonces me pregunto si de verdad la “cultura” esta tan fuera de mi alcance.  

J.G.

No hay comentarios:

Publicar un comentario