La verdad siempre resulta más aterradora que todas las mentiras que me he inventado sobre ella. Las noches de lluvia rodeado de su recuerdo, las tardes blancas contando mariposas en el cielo, las mañanas provincianas tomados de la mano bebiendo café en tarros de barro. Los susurros en código, las miradas furtivas, la imaginación a mil por hora sacando mi lado más animal mientras su cuerpo se desliza frente a mis ojos.
El futuro se desploma mientras ella simplemente es como es. Oleadas de rabia recorren mi cuerpo. Frustración envolvente que me revienta el raciocinio. Espirales de dolor que me regresan al principio, un lugar tan conocido e inhóspito, ese donde surge la pregunta de siempre. ¿Qué será de mí si tú no puedes ser conmigo?
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