miércoles, 12 de enero de 2011

Noche de Brandy

Me gusta el silencio de las noches como esta, con esa brisa húmeda y fresca. Un cigarro en la mano que me recuerda a cada instante mi mortalidad mientras una copa se llena con frecuencia rítmica de ese líquido oscuro con el que están tejidos mis sueños. Reflexiones de borracho… seguramente. Nunca me importaron las críticas, mientras nadie me moleste a mí, ni a mi botella de brandy barato. Seguiré pensando y bebiendo, amando y bebiendo, soñando y bebiendo. Naciendo y muriendo en una constante lucha por mantenerme alcoholizado.
El recuerdo es mi otra adicción, la parte más blanda de mi corazón y la menos razonable de mi cerebro. Mi constante caída hacia el pasado, rendido ante la imagen aun nítida de las pasiones, los besos, los silencios y miradas que colmaban mi vida de amante.
Suspiro… son tantos nombres, rostros, caricias, besos y tormentos, mis mujeres y mi soledad… y claro, mi botella de brandy barato. Pero no me vanaglorio ni me auto elogio. Al final de la noche sigo solo, mirando a esa mujer de curvas pronunciadas bailando una mala cumbia. El movimiento de su culo me hipnotiza. Pero su mirada vacía me repugna. Nada es suficiente para mí, más que esa soledad preciosa que me acaricia la nuca y me besa los dedos, le invitare un par de copas más, y me marchare por esas calles vacías y olorosas… 

J.G. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario